Capítulo 1
El robo
Un buque Velasangre viaja a gran velocidad entre una gran tormenta, en algún lugar del Mare Magnum dirección a Tuercespina, todos parecen alegres y están festejando algo.
“Tiene que ser un gran tesoro, ¿Si los etéreos lo tenían tan bien resguardado?”, dijo unos de los corsarios.
“Sabiendo la cantidad de artilugios que poseen ellos, ¿Quién sabe?, puede ser desde oro, hasta algún artefacto mágico”
“Qué más da lo que contenga en su interior, nos han prometido una gran cantidad de oro y poder sobrecogedor, con el que podremos conseguir mucho más de lo que haya en su interior”
Mientras en la sala de los etéreos donde se encontraba el cofre, esta facción ya ha descubierto lo ocurrido.
Uno de ellos que se encontraba en una silla que poseía un color dorado, levanto su mano y dijo: “Neblina, tu pueblo te necesita, es hora de ayudarlo”.
De un círculo mágico apareció otro etéreo que se arrodillo ante su hermano dorado.
“¿Qué es lo que quiere mi señor?”, pregunto Neblina.
El etéreo dorado lanzo un pañuelo rojo ante Neblina y dijo: “El cofre ha sido robado por ellos, recupéralo”.
Mientras que el pañuelo caía Neblina empezó a tomar un color brillante y a tal velocidad de esa luz que desprendía cogió el pañuelo y salió del salón.
Capítulo 2
Recompensa
Los Velasangre seguían en su barco rumbo a Tuercespina, pero a unas horas de llegar a su destino.
Cuando una sombra apareció, ante los bucaneros.
“Veo que el plan marcha según lo previsto”, dijo el diablillo que apareció de esa sombra.
“Si ya tenemos el cofre y también las barras que nos has pedido, es momento de que nos hagas el pago por los servicios”.
“Se dijo que se entregaría tu recompensa cuando llegaras a Tuercespina, pero toma un adelanto”.
El diablillo arrojo hacia uno de los bucaneros un objeto de color violeta.
“¿Qué es esto?”, replico el bucanero.
“Eso compañero es una escama de dragón crepuscular, posee en pequeña escala poder de un dragón crepuscular, y tiene miles de utilidades”.
“¿Cómo cuáles?”, pregunto el bucanero.
“Aplicado a un objeto o arma puedes hacer que cambie de fase y sea invisible, imagina poder ir a cualquier sitio armado hasta los dientes y que nadie se diera cuenta de ello.”
Cuando los bucaneros veían futuro a muchos de sus planes una luz se percibía en el cielo.
“Viene alguien”, exclamo el diablillo. “Nos veremos en Tuercespina”, mientras el diablillo se volvía sombra y desaparecía de nuevo.
Mientras los bucaneros observaban el cielo y el capitán grito: “!A las armas¡”.
Capítulo 3
Confrontación
Neblina, se acercaba al barco a gran velocidad.
Los bucaneros iniciaron fuego contra el etéreo, que misteriosamente recibió todos los golpes su cuerpo inerte cayó al suelo, pero solo era un señuelo el auténtico se encontraba invisible invoco una daga, y con una gran maestría fue golpeando con ella mientras que giraba, todo el que era tocado por la daga se convertía en un bloque de hielo, de un salto se elevó entre todos y con una olas de misiles arcanos destruyó los pilares de hielo que anteriormente eran los bucaneros.
Por desgracia un bucanero se había escondido y con un gran mazo cargo contra Neblina, el cual no pudo hacer nada para esquivarlo, pero sí pudo lazar la daga para acabar a la vez que recibía el impacto del bucanero, Neblina fue a pará contra el timón del barco el cual se giró a contra marea, haciendo que una ola enorme provocara que el barco empezara a ladearse para volcar.
Neblina arrastrándose y medio incorporándose pudo llegar al cofre, “Aún puedo llevarlo a un sitio seguro y transportarlo a casa”. Pero cuando estaba a punto de iniciar un teletransporte Neblina escucho una voz y al girarse una sombra se abalanzó sobre él.
El cofre y Neblina fueron teletransportados y el barco volcó.
En la isla donde se encontraban los etéreos recibieron un mensaje de Neblina, en el cual indicaba que el cofre se encontraba bien, pero él estaba herido y le era imposible volver, su posición Caverna Santuario Serpiente, también indicaba que el sello del cofre había sido un poco dañado, pero que por desgracia no pudo recuperar las barras para reparar el sello por lo que mantendría el cofre oculto hasta la llegada de ayuda y posterior transporte.
Tras leer esto el etéreo dorado que era el que estaba leyendo el mensaje se puso de pie suspiro y dijo “Informar de la situación al consejo de Dalaran”.
Capítulo 4
El Plan
Tras la caída del Ignoto Neblina se acerco a sus asesinos.
Con una con un tono dolida por su fracaso, dijo que ese no era el plan, desde un inicio los fragmentos reforzarían el sello, que no sería el detonante para abrirlo por completo, pero que gracias a ellos han conseguido acabar con una fuerza que su pueblo no puedo derrotar.
Tras la partida de los héroes Neblina seguía de pie junto al cuerpo del ignoto, de repente un portal a las espaldas del Etereo apareció. "¿Ves como si sigues mis consejos todo el plan marcharía a la perfección?". El cual un hombre encapuchado apareció.
"Es sorprendente como todo ha funcionado a la perfección y ahora es mi momento". En ese instante el Etereo empezó a brillar y de ese brillo apareció un diablillo.
"Estaba cansado de tomar esa forma, pero era la única opción".
El diablillo empezó a abrir su boca, el cuerpo del Ignoto inició un efecto de vaporización los cuales los vapores tomaban la dirección a la boca del diablillo el cual aspiraba ese vapor con una cara la cual mostraba una gran satisfacción.
"Con esto tu plan esta completo y el mío retoma aquí". Unas cadenas ataron al diablillo por sus muñecas como anteriormente disponía cuando era siervo de un Señor de Terror.
El diablillo sorprendido solo supo decir "¿Pero como?".
"Tu raza solo sirve para la servidumbre, y deber un favor es algo que hace crecer esta cadenas, ahora me obedeces a mi".
El diablillo intento remeter contra el encapuchado pero con un solo tirón de la cadena bastó para tirarlo por los suelos.
"Recuerda lo que dije siempre tengo un plan alternativo para cuando algo falla y tu eras mi plan. Solo te ayudaba para que ahora tengas que obedecerme y acabar el trabajo que esos campeones estropearon".
"Vamos tu nuevo poder tiene unos huevos que alimentar", decía el encapuchado mientras abría un portal y arrastraba al diablillo por los suelos para que entrar en él.