El Padre Crepuscular y la sacerdotisa estaban mirando al cielo, en el se encontraban una cantidad de crías de dragones crepusculares revoloteando.
-Al final de 300 huevos solo han podido superar todo el ritual 80, dijo el Padre Crepuscular.
- Serán suficientes, afirmó la sacerdotisa. En este ritual hemos podido ver lo que vosotros llamáis selección natural.
-Estamos contemplando a la prole más fuerte del vuelo rojo, que ahora son crepusculares. Con ellos podremos crear un vuelo mucho más poderoso que todos los vuelos actuales.
- Ahora nos queda llevarlos a un lugar más seguro. Dijo el Padre Crepuscular.
-¿Alguna idea? Preguntó la sacerdotisa.
- Del vuelo rojo puedes encargarte tú, pero el problema reside en los campeones si quieres que transporte a las crías con mi escama azul, será necesario que no tenga intervenciones y para ello necesito una escama negra.
- ¿Has llegado a agotar la que te dejé? Dijo la sacerdotisa.
- Si, este nuevo ataque ha provocado que agote toda la energía de la escama sin posibilidad a que se pueda recargar.
(El cristal que utilizaba el Padre Crepuscular para transportarse a los lugares es una piedra que contiene en su interior una escama de dragón cristalizada, esto puede hacer que la persona que tenga la piedra pueda invocar el poder característico de cada vuelo, el único problema es que el poder de una escama es limitado y si se acaba agotando no hay opción a que recargue su poder con el paso del tiempo).
La sacerdotisa mirón en un bolsillo de su túnica y sacó un cristal de color negro.
-¿Qué pretendes hacer con este? Preguntón la sacerdotisa.
-En el interior del mundo ahí remanentes de los dioses antiguos dormidos y que no están conectados al mismo, creo que puedo conseguir despertarlos para que ataquen las ciudades así tendremos a los campeones distraídos mientras que puedo mover a todas las crías al interior del núcleo.
Mientras que explicaba su plan el Padre Crepuscular estaba dibujando una serie de círculos y signos en el suelo.
Cuando acabo se colocó en el centro de las señales rompió la piedra contra el suelo haciéndola polvo, esto hizo que los círculos y signos empezaran a brillar y en cuestión de instantes el suelo comenzó a temblar.
El Padre Crepuscular sonrió y dijo:
-Con esto no nos molestarán.